Reseña por María José Molina, Estudiante VIII semestre de Medicina PUJ Cali.
Antropología Médica. Una genealogía más o menos autobiográfica
Eduardo L. Menéndez Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). México.
Eduardo L. Menéndez autor de este articulo y antropólogo argentino de la Universidad Nacional de Buenos Aires, profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-DF/México) Con máster en Salud Pública (Escuela de Salu Pública/México) y doctorado en antropología social (UNBA). Investigador del proceso salud-enfermedad-atención sobre la base de la dialéctica sujeto-estructura y en las relaciones de hegemonía/subalternidad entre los modelos de atención, en los que se ha concentrado su producción teórica, desarrollando principalmente los conceptos de Modelo Médico Hegemónico y Modelo Auto atención.
(Menéndez, Antropología Médica. Una genealogía más o menos autobiográfica, 2012)
Cuando nos encontramos con el artículo, obtenemos un muy concreto recorrido de la trayectoria de la Antropología Medica como disciplina, teniendo en cuenta que esta se basa en el estudio de los comportamientos sociales de la población hablando desde una perspectiva cultural y social con respecto a la salud, la enfermedad y las prácticas de atención o asistencia relacionados con ella.
El autor se apropia claramente desde su trayectoria y profesionalismo a medida de que va desarrollando sus ideas hasta tal punto de llevar el texto casi a una autobiografía con respecto a su conocimiento en el campo antropológico. Este subcampo de la Antropología social es abordado a la misma vez desde un recorrido de autores influyentes que han hecho parte de la formación de esta doctrina y el desarrollo del pensamiento del autor.
El artículo se enfoca en dar a entender los procesos específicos que la antropología médica necesita evaluar con respecto a la aplicación de diferentes estudios para dar respuesta a las problemáticas de salud, enfermedad, atención y prevención.
Comenzando por los aportes de Durkheim ya es uno de los fundadores del enfoque relacional aplicado al estudio de los procesos de s/e/a-p (salud/enfermedad/atención-prevención), haciendo énfasis en los padecimientos mentales. Desde Durkheimsabemos que las redes sociales y los grupos sostén pueden prevenir el suicidio, aunque no en todos los casos ya que muchas veces también pueden precipitarlo o en el peor de los casos, inducirlo. También se reconoce a partir de este autor que no puede haber sociedades no sólo sin relaciones sociales sino sin rituales sociales, y que la cuestión metodológica central es buscar los rituales donde ahora funcionan, y no donde sabemos o intuimos que han desaparecido. Y justamente el campo de la s/e/a-p es uno de los campos donde más rituales sociales se constituyen actualmente.
El autor después continúa con Goffman (1961 y 1970) quien con su indagación demuestra como las técnicas y estrategias biomédicas así como las reglas y los criterios de funcionamiento institucionales, pueden convertirse en rituales sociales tanto para los pacientes como para el personal de salud.
Hay una continuación por la línea de los autores pasando por Bateson (1991) quien propuso la hipótesis del doble vínculo y del mensaje contradictorio como causal de por lo menos una parte de las esquizofrenias. En la misma época Sudnow (1967)evidencia el papel de la clase social el tratamiento médico diferencial, tanto en términos técnicos como sociales, donde había varios factores que determinaban el estado de los pacientes con enfermedades terminales.
El autor resalta en trabajo de Antonovsky ya que pone en primer plano las redes sociales dentro de las cuales los sujetos encuentran, o no encuentran, los recursos de diferente tipo para superar el impacto de sus padecimientos, incluida la mortalidad temprana por ciertas enfermedades.
La antropología cultural norteamericana, a través de sus estudios etnográficos, abre espacio discusión teórica con referencia la gran plasticidad que caracteriza a los seres humanos, así como la extraordinaria diversidad de dicha plasticidad enfocada más a los cuerpos, que al mismo sistema creencias.
Haciendo referencia a Devereux (1937), descubrimos que a partir de sus textos y otras referencias más la homosexualidad aparece propuesta como un comportamiento “normal”, por lo menos desde la década de 1930. Teniendo en cuenta que Antropología Cultural norteamericana de este lapso se caracteriza, por lo tanto, por subrayar la plasticidad, la diferencia y la diversidad.
En este texto se subraya de esta corriente antropológica el énfasis en la plasticidad y en la diversidad, así como el peso dado a lo cultural respecto de lo biológico, como no solamente un enfoque académico, sino un fuerte objetivo ideológico.
Saillant (1988) se menciona por su estudio a la biomedicina con respecto de su papel en la cura o por lo menos prolongación de la vida y aparece como el principal factor de la reducción de la mortalidad por cáncer terminal en un país como Canadá, que crea como deber futuras técnicas de curación cada vez más eficaces. Dando así paso al principio de esperanza prologando la vida del paciente.
También nos damos cuenta que la antropología social es de gran importancia en la clasificación de países desarrollados y subdesarrollados, las principales características diferenciales entre estos países se da en términos de procesos de s/e/a-p; de tal manera que se “descubre” que los países subdesarrollados son los que tienen las más altas tasas de mortalidad general, de mortalidad infantil, de mortalidad materna, así como los mayores niveles de desnutrición y las menores esperanzas de vida.
“Las investigaciones antropológicas han demostrado que la producción y uso de representaciones y prácticas sociales por los legos respecto de sus padecimientos es prácticamente inevitable, dado que tiene que ver con la necesidad de los grupos y sujetos no sólo de explicar y entender lo que les pasa, sino de desarrollar acciones que solucionen aunque sea imaginariamente los problemas de salud que reconocen como tales. Y si bien, gran parte de los saberes populares aparecen cada vez más medicalizados -por lo menos entre nosotros-, ello no niega el proceso de apropiación de los saberes biomédicos por parte de los sectores subalternos a través de la resignificación aplicada a los mismos” (Menéndez 2009).
La especialidad desarrollada en el artículo es la descripción e interpretación de las múltiples funciones que cumplen las organizaciones encargadas institucionalmente de atender los padecimientos, y especialmente de las funciones que cumple la biomedicina dentro de las sociedades actuales. La Antropología Medica desde mi perspectiva solo busca mejorar el sistema de salud y la salud del paciente, desde lo más simple que es su configuración como ser humano en la sociedad. El autor considera que una de las tareas prioritarias de esta disciplina es la de intentar articular no sólo la extraordinaria masa de datos producida, sino especialmente articular las propuestas interpretativas de las diferentes tendencias, para mejorar un sistema de salud. Un segundo aspecto que observamos, es que no sólo la biomedicina, sino prácticamente la totalidad de las otras formas de atención focalizan y trabajan sobre la enfermedad y muy poco sobre la salud. Esto quiere decir que la atención al paciente se basando en la búsqueda de mejorar una enfermedad, posponerla o garantizar un mejor estilo de vida, mas no en erradicar la enfermedad y buscar un ideal de salud completa en el ser humano.
“…lo que debería hacerse es enseñar a la gente a automedicarse bien en lugar de cuestionarla y hasta perseguirla, entra en confrontación con las concepciones no sólo clínicas sino epidemiológicas de la biomedicina” (Menéndez 2009)
Uno de los principales aportes de la Antropología Social, incluida a Antropología Médica, según el autor ha sido plantearse el estudio de lo obvio, de lo que está tan cerca que no lo vemos, de externar nuestra interioridad para poder observarla desde dentro y desde afuera, y en consecuencia hacer surgir las obviedades que vemos pero que no observamos. Lo cual, en la medida que los antropólogos estudian cada vez más las sociedades de las cuales hacen parte, se convierte en una regla metodológica fundamental para que sus trabajos no se conviertan en profecías autocumplidas, y para que sigan descubriendo en los procesos de salud/enfermedad/atención-prevención aspectos que las otras disciplinas no “ven”.
Es decir según el artículo lo que busca la antropología medica no es imponer y cambiar un sistema de salud ya implantado, es evaluar al paciente desde distintas perspectivas ya que el cuerpo humano no reacciona de la misma manera, no ha sido distribuido y desarrollado igualitariamente. Lo que busca esta especialidad es ir de la mano con lo ya planteado y mejorar al paciente evaluándolo desde lo más profundo como lo es una configuración social. Estoy completamente de acuerdo en que los padecimientos en las diferentes instituciones van según en el sector social y en el país en el que se encuentren ya que el desarrollo es distinto y los seres humanos actúan con respecto a su entorno, y hay infinidad de factores que afectan su estado en todas las formas posibles. Como profesional en formación siento que esta doctrina debe ser implantada cada vez más dentro del sistema ya que así nos da un conocimiento más amplio y concreto de las enfermedades que pueda tener cada paciente y como tratarlo de acuerdo a su desarrollo social y cultural.
Bibliografía
Menéndez, E. L. (2012). Antropología Médica. Una genealogía más o menos autobiográfica. Gazeta de Antropología, Articulo 3.
Menéndez, E. L. (Octubre de 2012). Entrevista: Eduardo Luis Menéndez Spina. (p.-p. d. na Lúcia de Moura Pontes, Entrevistador)
Excelente reseña!! Me gustaría conocer más sobre el trabajo de Eduardo L. Menéndez.